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Gracias a la transmisión, las vueltas del motor se transforman en movimiento lineal del vehículo. El hecho de que un automóvil avance más o menos en cada régimen de giro del motor, depende de la marcha engranada, del grupo diferencial y del perímetro de la rueda. Estos tres elementos componen el desarrollo de la transmisión.
Cada marcha cuenta con una relación de cambio diferente, según los dientes de cada piñón que se engrane. Lo anterior implica que, para un régimen del motor específico, las ruedas van a dar más o menos vueltas según la marcha que se encuentre engranada. Como ejemplo se tiene que con la primera engranada, las ruedas siempre dan menos vueltas, con el mismo régimen de giro del motor, que con la quinta.
Al conocerse las relaciones de cambio (relación entre el número de dientes de los piñones que se engranan) y del grupo diferencial, es posible determinar lo que giran las ruedas para un régimen del motor establecido. De esta forma, si el motor va a 1.000 rpm, para una marcha con una relación de cambio de 1,8 a 1, el cambio hace una primera disminución que es 1.000/1,8 = 555 rpm. Si la relación del grupo diferencial es de 3,7 a 1, la segunda reducción es de 555/3,7 = 150. O sea, por cada 1.000 rpm que gira el motor, en esa marcha, las ruedas giran 125 rpm.
Esa velocidad angular puede convertirse en velocidad lineal del vehículo a partir del perímetro de la rueda (se anota que una rueda de mayor perímetro alarga el desarrollo, hace que el automóvil avance más metros por cada vuelta del motor a igualdad de marcha, y una rueda de menor perímetro lo acorta). El resultado, dado en km/h, es el desarrollo de la transmisión en esa marcha y ese régimen del motor (1.000 rpm).